miércoles, 22 de abril de 2009

enchanting

Tengo un problema, y es que me enamoro secretamente de todo aquel que trabaje en la librería de alrededor de mi casa.
No importa si son hombres o mujeres, en realidad por ahora son siempre hombres, no importa tampoco el turno en el que trabajen, yo me enamoro de ellos.
Es una librería de barrio, con nombre de librería grande.En realidad es mas chica que mi propio cuarto, quizas algo así como mi colchón multiplicado por dos y divido cuatro partes en vertical, casi así.Tiene una sola lampara, en realidad debe tener mas, pero para mi tiene una sola y ellos están siempre detrás de la computadora ya vieja, sentados.
Hay muchas maneras de llegar a mi casa desde donde me deja el subte, pero yo siempre eligo esa calle, es la mas linda y amplia de las opciones, pero también tiene a la librería con su vidriera ínfima llena llena llena de libros y así todo es legible y no agonizas de información.
Cuando hay muchas cosas a la vez mi cerebro se entumece muy facilmente, como con la farmacia que estaba cerca de mi otra casa, los remedios desde entonces me causan una sensacion de encierro, había miles de cajas y cada una con su precio, en mas estantes de lo que las proporciones permiten en esa farmacia.
Bueno, eso, yo me enamoro, es un amor ligero, y solo existe los segundos que paso por ahí.Espío que es lo que hay de nuevo, pero en realidad es que quiero que me miren con el reflejo de las letras en la cara, y yo mirarlos a ellos.
Este amor es efímero y pasa como un pañuelo de seda al lado de mi oreja por unos instantes al día, cuando me decido a entrar es para hacer alguna pregunta, a la cual generalmente no tienen respuesta, o me dicen que me pueden traer el libro que quiero dentro de unos días.Cuando entro es por que el amor es mas serio, pasa de ser fugaz a un juego, de preguntar algo innecesario obviamente.
Esos hombres suelen ser jóvenes o no tanto, pero casi nunca pasan los 30 años, solo uno. Es la paz de tantos libros hasta el techo repartidos ordenados sobre los estantes negros, que me hacen creer que así de pacíficos son los vendedores, y que su sabiduría universal literaria pasaría a mi en el cruce de mis preguntas y sus respuestas.
Hoy entre, había un chico nuevo, fue la primera vez que le vi la cara, mi amor anterior yo creía que era, una vez que lo vi, por que tienen el mismo corte de pelo, y solo lo había visto leyendo hasta entonces de espalda, hoy lo confirme: es nuevo y se lo dije.
El me dijo que iban a tardar tres o cuatro días en traerme el libro que quería, yo le explique que era para mandar por correo y que no sabía cual sería el otro que podía mandar sino.
Me apoye el lado apuesto al lomo del libro muy gordo que yo llevaba en brazos, sobre los labios, pensé que así iba a poder pensar mejor.
El dijo "espero que ese libro lo hayas comprado acá"
y yo dije "supongo, no lo se, vivo acá a la vuelta"
"vos sos nuevo, los conozco a todos".
Baje la vista, pero el lado derecho de mi labio no pudo evitar hacer una mueca de sonrisa.
Le dije "Gracias" y me fui.
Después pensé : "si es que yo trabajase ahí se enamorarían todos tan fácil? Es la librería la que les da el encanto, estoy segura."
Que fácil que me tienen así.

2 comentarios:

jota dijo...

te imagino haciendo justo eso

tan linda q sos chiwawa

Aradia dijo...

ji, mimita, compartimos visiones. te amo.